Puente Histórico sobre el Usumacinta en la Ruta del Tren Maya
El presidente destaca la majestuosidad del puente sobre el río Usumacinta, revelando su importancia histórica y la destreza de la ingeniería mexicana.
El presidente Andrés Manuel López Obrador resaltó la impresionante construcción de un puente que atraviesa el majestuoso río Usumacinta, como parte de la segunda etapa del ambicioso proyecto del Tren Maya. En un video grabado durante su recorrido por la región, el mandatario mexicano elogió la obra que se erige en el cañón Boca del Cerro, considerado uno de los puntos estratégicos del recorrido.
El río Usumacinta, catalogado como el más extenso de México, divide las regiones de Chiapas y Tabasco, extendiéndose hasta la frontera con Guatemala. López Obrador subrayó la importancia histórica y natural de este cauce, que ha sido testigo del florecimiento de la cultura Maya y escenario de eventos trascendentales, como el traslado y trágico destino del último Tlatoani, Cuauhtémoc, a manos de Hernán Cortés.
El presidente informó que, aunque existe un puente construido en la década de los años 50 para cruzar el Usumacinta, la actual construcción destinada al Tren Maya es una obra de ingeniería reciente y avanzada. Destacó la decisión de los constructores Mota-Engil México, responsables de este tramo, de preservar el puente antiguo como un monumento histórico, optando por erigir una nueva estructura sin columnas mediante avanzadas técnicas de lanzadoras.
En este contexto, López Obrador elogió la destreza de la ingeniería civil mexicana, señalando la participación crucial de la empresa jalisciense Recal, dirigida por el empresario René Calderón. El nuevo puente, según el presidente, es un testimonio tangible del desarrollo de infraestructuras en México y una muestra ejemplar de la colaboración entre el gobierno y la iniciativa privada para impulsar proyectos de gran envergadura.
El reconocimiento del presidente no solo resalta la importancia del Tren Maya como catalizador del desarrollo regional, sino que también pone de relieve el compromiso con la preservación del patrimonio histórico y cultural del país. La obra en el Usumacinta se erige no solo como un hito en la conectividad, sino como un símbolo de la capacidad de México para avanzar hacia el futuro sin olvidar su rica herencia.