Javier Bátiz: un legado inmortal para el rock mexicano
Javier Bátiz, el icónico guitarrista mexicano, falleció a los 80 años, dejando un legado imborrable en el rock nacional. Conocido como «El brujo», fue un pionero del género en México, mentor de figuras como Carlos Santana, Alex Lora y Fito de la Parra. Su estilo áspero y auténtico definió una época y sentó las bases de la música contemporánea en el país.
Nacido en Tijuana, Baja California, desde temprana edad mostró interés por la música. A los 14 años fundó su primera banda, Los TJ’s, inspirándose en leyendas del blues y el soul como Muddy Waters y James Brown. Su primera experiencia profesional llegó en su graduación, cuando recibió un pago por tocar y cantar.
En la década de 1960, Bátiz tuvo un breve paso por Los Rebeldes del Rock. Sin embargo, su estilo más crudo no encajó con el sonido del grupo liderado por Johnny Laboriel. Esto no lo detuvo: a lo largo de su carrera, grabó más de veinte álbumes, destacando temas como El vuelo del ángel. Para Bátiz, la música siempre fue lo más importante. «Al público hay que darle melodías hermosas bien interpretadas», expresó en una entrevista.
Más allá de los escenarios, se dedicó a enseñar a nuevas generaciones. Su hogar en Tijuana era famoso por las reuniones donde compartía música y experiencias. Aunque su vida personal era sencilla, reconocía su lugar en la historia del rock. «Quizá podría tener más dinero o fama, pero lo que más me interesa es la música», comentó alguna vez.
Su filosofía de vida se basaba en buscar la paz y hacer el bien. Amante de los legos y la tranquilidad hogareña, rechazaba los estereotipos asociados a los rockeros. Su influencia trasciende generaciones, consolidándolo como una figura clave en la música mexicana.